viernes, 23 de febrero de 2007

SALIDA HISTORICA 2007
















SALIDA HISTORICA 2007












Todo empezo en el foro de la Garra Blanca, cuando un grupo de hinchas de colo-colo dio la magnifica idea de crear una bandera gigante, la mas grande de toda la historia de Chile; gracias a la AGRU-PASION LA FAMILIA y a todos los hinchas que cooperaron podemos presenciar este magnifico espectaculo que sin lugar a dudas quedara en la historia de todos los hinchas del Eterno Campeon.












BANDERA GIGANTE (colo colo VS river plate)


































GRACIAS COLO COLO POR EXISTIR...SIEMPRE SERAS INMORTAL JUNTO A TU HINCHADA

Colo colo y chacarita una historia de hermandad

COLO COLO Y CHACARITA SIMPLEMENTE UNO
Chacarita y Colo Colo simplemente uno" Estadio Club Atlético Chacarita Juniors, Villa Maipú, San Martin



existe uno que por trascendencia y significado se ha quedado en el corazón no sólo de esta facción colocolina, sino que de una gran cantidad de integrantes de la Garra Blanca : la amistad con los barras de Chacarita Juniors. El comienzo formal de esta relación ocurre en febrero de 1997 cuando el “Guatón Igor”, de vacaciones en Argentina, sigue a Chacarita en sus partidos contra San Miguel, en Polvorines, Almirante Brown, en San Martín, Sportivo Italiano y Atlanta, en Villa Crespo y Nueva Chicago, en San Martín.


La sintonía entre albomaniakos, y la hinchada popular en general, con la “Banda de Muchinga”, creció gracias al viaje que realizaron los garreros junto al Cacique para la Supercopa del 97 en sus partidos frente a Boca Juniors e Independiente. Esa vez algunos barristas de “Chaca” acompañaron a los seguidores albos hasta La Bombonera , siendo testigos de cómo estos fueron al frente con la famosa Doce de los xeneizes. Este lazo se ha hecho más fuerte con el paso del tiempo, tanto así que en 2004 cuando el Popular enfrentó a Boca por la Libertadores , Igor alojó en San Martín (barrio donde se ubica el estadio de Chacarita) yendo a la cancha frente a Rosario Central y en la visita de los “funebreros” a Velez Sarsfield, en Liniers. En 2005 con motivo del lance que jugaron los albos con Quilmes, el mismo “Guatón Igor”, “Mick Tyson” y el Nani (de

Los Holocausto), fueron recibidos por la hinchada del Tricolor, ocasión en que junto a varios otros garreros ayudaron a pintar el mural “Chacarita y Colo Colo simplemente uno” en la fachada del estadio de este centenario club, ubicado en el sector de Villa Maipú. Según Igor, con los hinchas de Chacarita Juniors se ha formado una “verdadera hermandad”, sentimiento que también se vive y muy profundamente al interior de los garreros de El Bosque.

miércoles, 21 de febrero de 2007

Mural del estadio Monumental


Aqui una imagen del mural que esta en nuestro templo y como bien dice...cantemos todos de Arica a Magallanes.
PRONTO MAS IMAGENES


ESTA WEB ESTA CON COLO COLO


Esta pagina esta con Colo-Colo
Esta Web esta echa para el hincha colocolino, que recuerda o quiere conocer mas sobre su pasado; como club o como hinchada, desde aquellos tiempos memorables en que la Famosa Garra blanca cantaba contra pinochet y estaba junto con las demandas del pueblo, Cuando andaban en skater mientras tirabamos molotov y hibamos al estadio a cantarle al campeon que en aquella gloriosa 91 nos dio el maximo titulo de nuestra historia y que en tiempos actuales a demostrado que podemos repetirlos con grandes jugadores y con una gran hinchada.
Estaremos recopilando muchos datos sobre la historia del club Colo colo y la garra blanca, para no dejar atras nuestra grandiosa historia por eso queremos estar con ud. y mandarnos sus aportes. para conectarte con nosotros habla en el foro de la GB con redskin y ahi haz tu aporte, estaremos agradecidos...
GRACIAS DE ANTEMANO.
Hinchas Hooligans al poder con la clase obrera y con colo colo el unico equipo que representa a una nacion.

GARRA BLANCA hinchada mas brava

HISTORIAS DE DICTADURAS '' GARRA BLANCA Y REVOLUCION'' de la mano del obrero...
En este clima de decepción, hicieron su estreno vandálico las Barras Bravas. Principalmente las dos más importantes por su pasión ingobernable: la Garra Blanca y Los de Abajo. La primera, que se dice la más antigua y fundadora de este fanatismo neorromántico, es adherente del Colo Colo, un equipo que lleva por insignia el perfil del cacique, un personaje heroico que defendió el territorio mapuche del invasor español durante la conquista. Esta barra lleva en sí esta épica, y la escenifica con el contexto socio-político de quienes la componen, mayoritariamente jóvenes de la periferia que llevan en sus rasgos la porfiada herencia mapuche. Se llaman a sí mismos "indios proletas revolucionarios", contradiciendo el típico arribismo desclasado de la actual sociedad chilena. Así, la Garra Blanca ostenta el orgullo de reconocer y asumir su origen humilde, lo cantan en sus himnos, lo escriben en sus graffitis, lo gritan en sus consignas, con una manera de hacer presente el sustrato social más desprotegido por el modelo económico impuesto por la dictadura y sustentado por el neoaburguesamiento de la democracia actual.

"COMO NO TE VOY A QUERER"

La Garra Blanca parte como tal hacia fines de los ochenta, pero fue en el 85 cuando diversos desajustes al interior de la barra oficial de Colo Colo, que por entonces se llamaba "¿Quién es Chile?", provocan la división de los hinchas al parecer por desacuerdos generacionales. "Fue algo que se venía dando de a poco. En el grupo juvenil éramos como cincuenta. Digo entre comillas, porque a los de poca edad no nos tomaban en cuenta. Y como no podíamos participar en los carretes que hacían ellos, nos marginaban. Y dentro de esos marginados notábamos líderes como el guatón Jano, un compadre al que le gustaba decir garabatos y rompía con las reglas. Siempre tenía problemas con la directiva, hasta que un día lo echaron porque insultó a un dirigente, y al próximo partido él se puso al medio de la cabecera norte del Estadio Nacional, cantando solo, y nosotros lo seguimos. Ahí empezó todo". (1)
Este primer grupo de chicos rebeldes, entre los que estaban el Snoopy, el Angel y el Samuel, por cierto también tenían otras formas de celebración deportiva que se diferenciaba de las aburridas tardes del estadio en la barra tradicional. Por ahí corría una caja de vino, más allá humeaba un pito de marihuana, alguno gritaba "Muera Pinochet", incorporando la contingencia política a la consigna deportiva, y este loco desenfado fue creciendo hasta opacar la antigua barra, que desapareció en el protagonismo noticioso de la Garra Blanca, nombre que tomaron usando como referencia La Garra Negra del equipo Corinthian de Brasil. El resto se fue dando solo. Fueron perfilándose como movilización colectiva de jóvenes que llegó a juntar 20 mil personas adherentes a la consigna "Te quiero albo, te llevo en el corazón". Graderías ardiendo, miles de palos, piedras y botellas que llueven en la cancha, decenas de autos con los parabrisas rotos, declaraciones por TV de los dirigentes del equipo culpando al extremismo izquierdista que infiltró el sano corazón deportivo de los hinchas, el intendente de Santiago diciendo que el Colo Colo debería hacerse cargo de las millonarias cuentas por daños y perjuicios, pero los dirigentes del club contestan que no se hacen cargo porque la Garra Blanca opera más allá de los límites de su control. No los reconocen como barra oficial, más bien fueron expulsados de la hinchada que sigue al equipo. Entonces el enamorado fervor de los chicos garreros es un sentimiento huérfano que va por ahí con sus desmanes, es una fidelidad nómade que se resiste porfiadamente al empadronamiento que propone la Ley de Violencia en los Estadios. A cambio, se reúnen clandestinamente en bares de barrios a planificar sus acciones. Ahí en el entierrado paisaje de la cancha pobre que los vio nacer, organizan su estrategia de moverse en grupos fraccionados que se arman en cada barrio de Santiago: Los Killers, Los Incansables, La Río, Holocausto, Los Revolucionalbos, Los Grangster's de Cerro Navia, son algunos de los "colectivos de trabajo" que posee la Garra. Dicen colectivos de trabajo siendo irónicos con la cesantía de sus miembros que cantan incansables "Yo no quiero trabajar, no quiero ir a estudiar, no me voy a empadronar, quiero cantarle al albo todo el día, culiarme al Chuncho y a la policía".
El tema del empadronamiento de las barras fue una larga polémica que se dio por los medios de comunicación. Para que aceptaran el fichaje, entregar nombres, fecha de nacimiento, cédula de identidad y domicilio; se les ofrecían todo tipo de regalos y garantías; materiales para renovar los antiguos lienzos maltratados en la lucha urbana, nuevos bombos para renovar el tam-tam que resuena como el corazón al centro de las Barras Bravas, un lugar bien identificado que sirviera de secretaría de los hinchas, apoyo económico para futuros proyectos, etc. "Como si fuéramos niños nos ofrecían juguetes por nuestra libertad", dice Eric de la Garra Blanca, agregando que nunca aceptaron ser parte de ese chantaje. Total en todos estos años de clandestinidad, la Garra aprendió a moverse con sus escasos medios, juntando las monedas para reparar el bombo que se rompió, huyendo de la policía, armando tocatas de grupos rock heavy metal solidarios con la barra, preparando fiestas y sacar la revista "Garra Blanca", la voz auténtica del alma garrera. Una publicación que lleva tres números, con un tiraje de tres mil ejemplares en papel couché, fotos a color, cuidada impresión, con el mínimo avisaje a un costo de seis millones que salen ¿quién sabe de dónde? Seguro de cualquier movida pirata que manejan los chicos del borde, cualquiera, incluyendo saqueos y otros traspasos delictuales, menos vender el alma al mercado. Aunque en una ocasión aceptaron que Millet les financiara un lienzo gigante de cincuenta metros. A cambio, debían poner la propaganda a los costados, pero ellos dejaron sólo la consigna barrista y eliminaron la propaganda con la excusa que los pacos habían roto esa parte.

"MAS QUE LA PATRIA,
MAS QUE LA MADRE,
MAS QUE UNA RELIGION"

Pareciera que el callejeo filudo e ingobernable de la Garra Blanca, es la única filosofía que mueve las políticas infractoras de su errancia urbana, llevando como ideología el deseo de triunfo deportivo de su equipo. Pero incluso más allá que el mismo equipo, la pasión barrista excede el fans club personalizado, para transformarse en otro devenir múltiple de sociales deseos.
"Los jugadores pasan, y la barra queda", dice con algo de tristeza el Eric, editor de la revista de la Garra, acentuando sus motivos de inestabilidad social que lo hacen estar allí. Como si en un momento hiciera un paréntesis en su fanatismo, para mirar más lejos y ver en el futuro cercano su calidad de sujeto no garantizado por el sistema actual, comparando quizás su mísera situación con la millonaria paga que reciben los jugadores del equipo de sus amores. El fútbol es una empresa transnacional que compra y vende sujetos como esclavos que saben mover las piernas, le comento a Eric. Me contesta que es cierto. "Pero es la única posibilidad que tienen algunos de salir del barrio y ser alguien en la vida. A nosotros nos cae bien Zamorano porque aunque está millonario y famoso nunca olvida su clase". Pero son contados los chicos que llegan a Primera División, el resto sigue dándole al bombo en las galerías donde la Garra Blanca se hace presente con la espectacularidad de su transitorio montaje. Ahí, en la barra, en el perímetro organizado de su formación, son libres. "Es la única libertad que conozco", dice Eric, describiendo la estrategia grupal de atrincherarse en un solo lugar del estadio para protegerse de la agresión policial o de la barra enemiga. "Ahí soy otro", repite narrando las mil maneras que usan para pasar de contrabando el alcohol y las drogas que arengan la fiesta. Porque a la entrada del estadio deben pasar por un control minucioso de manos policiales que los manosean y perros que los huelen mostrando los dientes. Pero igual pasan el copete en bolsas plásticas que ocultan en sus genitales. "Es lo único que no nos tocan", ríe Eric cuando recuerda que una vez de tanto saltar y apretarse en el grupo, la bolsa se le rompió derramándose el pisco en su entrepierna, y fue tanto el ardor que pasó todo el partido echándose agua en los baños.
Estas formas de piratear la pasión dionisíaca al interior del campo deportivo, también incluye la identidad de los barristas que usan múltiples chapas, apodos o sobrenombres para nombrarse y así escamotear la ficha punitiva del empadronamiento. Se reconocen por el Bíper, la Chica Sandra, el Palomo, el Rodilla, el Barti, el Jota, el Lucho o el Eric a secas, sin apellido, sin pasado, sin familia, porque su única familia es la pasión barrista que en las graderías encuentra su enamorado descontrol.
Los motivos de sus rabias y desastres callejeros son muchos, tantos como las biografías resentidas de los chicos que visten la camiseta insignia de la barra. Y aunque todos coinciden con motivos de triunfo o derrota del equipo, agregan que también porque Pinochet ingresó al Senado en Valparaíso. Y ahí los ví una vez más, en la protesta masiva que estalló frente al Parlamento. Ahí estaban, con sus pasamontañas de combate, igual que el subcomandante Marcos, pero movilizados en skate board. Entre el humo de las bombas lacrimógenas, pasaban raudos tirando su artillería de piedras y encendiendo barricadas que inflamaron esa vergonzosa mañana en el puerto. Era difícil distinguir a qué barra pertenecían (la Garra o Los de Abajo). En estos casos de refriega urbana, ellos ocultan sus rostros de la televisión y los fotógrafos. Tampoco llevan los emblemas del equipo, más bien hacen un pacto de no agresión en estas fechas históricas y contingentes, donde la memoria política los hermana en un solo motín de rebelión. Al igual que todos los 11 de septiembre, cuando se conmemora el golpe militar, y las agrupaciones de detenidos desaparecidos, o ejecutados políticos marchan hasta el cementerio, las Barras Bravas son infaltables en el largo cortejo que cruza la ciudad enarbolando banderas rojas, pancartas políticas y las fotos de los detenidos desaparecidos prendidas al pecho de las madres huérfanas que perdieron a sus hijos. En este ritual de la memoria, los chicos barristas aportan su rebelión callejera cuando los escuadrones de policías atacan la marcha con sus gases lacrimógenos. Ante tal provocación las dos barras se unen para contratacar a la represión. Y en el caos que provoca esta violencia uniformada, a veces los duros chicos barristas ayudan a las señoras que en la confusión han perdido un zapato. Ellos forman un escudo de contención en el Memorial de los Detenidos Desaparecidos para proteger a mujeres y niños del ataque policial, que año a año justifica un vocero del gobierno declarando que "Carabineros actuó en legítima defensa". Por cierto estas excusas hacen reir a los chicos barristas que en la refriega acentúan los piedrazos contra la hipocresía oficial. En una oportunidad, cerca del cementerio, se encontraron con una tienda de zapatos Hush-Puppies, un calzado para ricos por su alto precio, inalcanzable para los jóvenes pobres. Ellos no lo pensaron dos veces y saquearon el lugar dejando en la vitrina sus gastados zapatos rotos. En otra oportunidad, cuando regresaban de un partido realizado fuera de Santiago, aburridos del sopor del tren, decidieron descarrilar el último vagón donde se encontraban. Y el tren siguió sin percatarse que sus revoltosos pasajeros habían tomado otro rumbo. Tal vez para huir del ordenamiento que dirige el tránsito vehicular. Tal vez para ser dueños por única vez de un tren real. "Ellos, que de niños soñaron con el trencito eléctrico, juguete de la infancia rica, por esa vez tuvieron un tren de verdad, para irse a Disney-World o a Woodstock alejándose de los tierrales secos de la pobla, de la ley pisando los talones y siempre arrancando, toda la vida en apuros de colegio, cárcel y hospital". (2)
Otras razones que han detonado la rabia en los miembros de las Barras se relacionan con injusticias raciales o segregaciones étnicas; como cuando se filmó el apaleo brutal a personas de color en la ciudad de Los Angeles, EE.UU. Los chicos sintieron en carne propia la luma policial, y lo manifestaron en acciones de protesta. Al igual que frente al desalojo del pueblo mapuche de sus tierras para construir una represa, la Garra Blanca solidaria organizó un masivo acto de repudio. Pero como ellos acostumbran escupir sus broncas, con mucho ruido de consignas, aullidos de trutrucas y violento metal rock, el concierto llamado Festival de Resistencia Mapuche, congregó bandas rockeras de Chile y Argentina que pusieron su estruendo musical junto a la causa de los pueblos precolombinos. Allí estuvo A.N.I.M.A.L., Fiskales, Panteras Negras, Los Miserables guitarreando su lenguaje tribal junto al discurso de Aucán Huilcamán, voz del Consejo de Todas las Tierras. Lo recaudado en las entradas fue en beneficio de esta agrupación. De esta manera los chicos barristas irradian su política de agresión complicitándose con otras causas minoritarias. Y ellos ponen su corazón resentido junto a las víctimas del atropello neoliberal
Saludos y este es el comienzo de años de glorias y pasion por colo-colo